“En la actualidad todavía van en peregrinación o romería, además de les Useres (el último viernes de abril), Puertomingalvo el sábado siguiente al primer domingo de mayo, Xodos el sábado anterior al domingo de la Trinidad, Culla el viernes después del domingo de la Trinidad y regresan el sábado (J. Miralles, 2011), y Vistabella el domingo de Pentecostés. Vistabella también celebra en el ermitorio las dos fiestas de San Juan: la Natividad el 24 de junio y la Degollación el 29 de agosto.
Antiguamente también Ludiente peregrinaba a San Juan de consuno con el Castillo de Villamalefa en una fecha variable de primavera (Serra, 2007), y Atzeneta, el tercer lunes de Pascua. La primera desapareció como rogativa a fines del siglo XIX. La segunda a principios del XVIII y fue substituida por la actual que va al Castell, y desde entonces preside su ermita San Juan Bautista junto con Nuestra Señora de la Esperanza, única titular antes.
David Solsona, actual párroco (de Vistabella) se pregunta si Villahermosa y Llucena fueron también a San Juan. Puedo decir con seguridad que Lucena peregrinó a San Salvador de l’Alcalatén y Sant Joan de Penyagolosa en 1651, al menos, por acuerdo del Consell Municipal de 25 de febrero, como último intento después de haber hecho cuatro procesiones a las ermitas de su término y no haber obtenido la deseada lluvia: Sant Miquel de les Torrocelles, a doce kilómetros, y Sant Antoni, Sant Vicent y Mare de Déu de Loreto junto al casco urbano, como escribí en un trabajo publicado sobre su religiosidad popular (A. Monferrer, 2000). Es de suponer que lo harían otras veces, de la misma manera que en 1583 habían ido al santuario del Lledó, también en petición de agua (J.M. Francés, 1999: 69 y 85). En este acuerdo se observa la diferencia entre una simple procesión penitencial y una peregrinación, pues para ésta había que buscar doce peregrinos, un guía y un sobrestante. Sobre Villahermosa no tengo noticia por ahora, pero es de suponer que, si los gozos los compuso Argensola, algo tendría que ver con San Juan. En todo caso el santuario de referencia para ellos era San Bartolomé, con imagen parecida a la de San Juan de Peñagolosa.”
